Fue uno de los fenómenos cinematográficos de hace ahora dos décadas, aunque tampoco rompió las cifras de recaudación en taquilla tras su estreno. Chicas malas llevaba la comedia de instituto a lugares entonces poco explorados y se convertía con el paso de los años en un título de culto. Después han llegado muchos y muy buenos ejemplos de esas producciones teen más elaboradas, pero en 2004 no era tan habitual que una película tirara de un humor ciertamente ácido para hablar de la jerarquía de poder que se da en los centros de enseñanza media. Adaptaba entonces el libro Queen Bees and Wannabees y lanzaba al estatus de icono a los personajes de Regina George, Cady Heron o Karen Smith.
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Fue Tina Fey la que firmó el guion de aquella primera película y la que escribe el de una segunda que llega ahora, en forma de reboot sobre unos personajes de sobra conocidos para los que se acercaban a los veinte hace ahora dos décadas. Chicas malas aterriza en los cines el 12 de enero y lo hace para volver a contar la historia de la original, pero con un reparto completamente nuevo. Eso sí, Fey, quien en la original daba vida a la novata profesora Norbury, aquí es ya la directora del instituto. Un instituto en el que, a pesar de todos los intentos del claustro, sigue viviendo dinámicas muy parecidas a las de hace veinte años.
La trama de esta Chicas malas tiene en Angourie Rice a su Cady; Renée Rapp es la nueva Regina; Auli'i Cravalho es Janis; Avantika es Karen; Jaquel Spivey es Damian, y Bebe Wood es Gretchen. También Jon Hamm se une al reparto junto a Ashley Park, quienes encarnan a personajes hasta ahora desconocidos por el gran público. La historia es exactamente la misma que la que vertebró la primera de las películas: Cady llega a un instituto en el que pronto es aceptada por el grupo de las populares y en el que caerá rendidamente enamorada de uno de los chicos, Aaron. El problema llegará cuando la novia de este, Regina, se entere de todo. Será entonces cuando los dos amigos inadaptados de la protagonista la ayuden a bregar con esta situación.
Lorne Michaels, productor tras el veterano programa de humor Saturday Night Live, ejerce aquí también en el mismo papel. Junto a él, Tina Fey encabeza este proyecto en el que parece, a tenor de lo visto en los primeros avances, que se centrarán en personajes como la malvada Regina para volver a ofrecer escenas tan recordadas como las que dejó la primera Chicas malas. La versión primigenia de esta historia es ya un clásico de las comedias de instituto; la segunda todavía tiene que demostrar que tiene el empuje que en su día demostraron Lindsay Lohan, Amanda Seyfried o Rachel McAdams. La tarea es titánica, pero no imposible.
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